- Inicio »
- Selva de cemento »
- El centro de la informalidad
(Foto - Internet) |
Cuando alguien menciona Mesa Redonda o
Gamarra, rápidamente pasa por nuestra mente una palabra que muchas veces evadimos
cuando asistimos a estos centros comerciales para saciar nuestros deseos de
consumo: INFORMALIDAD.
Por Daniel Tapia Lozada -
Y es que, después del reciente incendio en el Centro
de nuestra capital las municipalidades asumieron la imperiosa necesidad de
fiscalizar estos emporios comerciales en donde se “le saca la vuelta a la ley”
como coloquialmente se conoce.
Los
resultados obtenidos por la Municipalidad de Lima en el caso del Mercado
Central y Mesa Redonda, estiman que el 49 % de galerías no cuentan con una
licencia de funcionamiento. Es decir, que 68 stands de un total de 137 no
cuentan con el permiso necesario.
Por su parte, la Municipalidad de La Victoria
estipuló que de 20 mil negocios en Gamarra, el 40% (un promedio de 8 mil
galerías) carece de licencia municipal. Ante ello, se procedió a clausurar
aproximadamente 9 establecimientos, que valgan verdades son la “obligatoria” y tardía
reacción de las autoridades municipales para solucionar los problemas de
informalidad que atañen a nuestro entorno comercial.
Sin embargo; como afirma Johnny Zas Friz,
experto en Derecho Municipal de la PUCP (Pontificia Universidad Católica del
Perú), es necesario contar con más apoyo fiscalizador (La Policía, Defensa Civil, etc) ya
que el universo de negocios es elevado en estos emporios comerciales.
Además, “la inversión en supervisión tendría
que ser mayor para asegurarse que las sanciones impuestas sean respetadas”,
aseguró Zas. Ello se hace necesario debido a que el nivel de informalidad
laboral en el país fluctúa entre el 40 y 60 %; agudizándose en las mujeres, los
jóvenes, las zonas rurales, las personas con menor nivel de educación y las pequeñas
firmas según un reciente estudio del Banco Interamericano de Desarrollo.
La cultura de prevención se hace necesaria en
un país en el que estamos acostumbrados a reaccionar tardíamente ante una
situación. Esperamos un desastre natural para preocuparnos por la seguridad,
cuando el fiscalizar y hacer cumplir las leyes (si es necesario con sanciones
drásticas pero que sienten precedentes) es responsabilidad de todos los que
convivimos en nuestra “comercial” Lima.