Por Jim Paz - 

(Foto - Internet)
 Las nuevas generaciones tal vez no lo sepan; pero el Perú también tuvo un festival internacional de la música, el festival de Ancón. Un festival en el que participaban más de mil composiciones y del que salieron verdaderos artistas.

El festival de Ancón, conocido también como el “festival de la música peruana”, fue el mejor que tuvo nuestro país, sin embargo no fue el primero que celebró a la música. Precursoras como el “festival cristal de la canción criolla” en 1960, transmitido por Panamericana Televisión, en la que semanalmente se rendía tributo a compositores del cancionero criollo, o el festival de la canción de Trujillo; sentaron las bases para el que, posteriormente, sería el más recordado.

Es así que en 1968, con la organización de Sono Radio y el diario El Comercio, se da inicio al festival de Ancón que, durante los siguientes tres años, seria animado por Pablo de Madalengoitia. Fueron cuatro años en los que el festival dejó en claro que  no se trataba de un concurso de voces, sino de un verdadero festival, en el que los protagonistas eran las composiciones. No obstante, el festival también sirvió para dar a conocer nuevos y talentosos intérpretes.

Compositores como: José Escajadillo, Juan Mosto Domecq, Augusto Polo Campos, Luis Abelardo Núñez, Juan Gonzalo Rose o Rulli Rendo, fueron algunos de los que deleitaron al público festivalero con sus composiciones.

El festival llegó a tener tal relevancia que sirvió de trampolín para lanzar la carrera internacional de Ricardo Montaner (1978) o el de la leyenda del rock argentino, Almendra (1969).

Pero, luego de cuatro años de ininterrumpidas ediciones, el festival fue cayendo cada vez más en la inconstancia, al punto de convertirse en un evento esporádico. Y así, en 1984, tras pocos años de esplendor en los que se alcanzó mucho prestigio,  llega a su fin.

El festival que se perfilaba como uno de los más importantes de Sudamérica se había ido, dejando gratos recuerdos, un puñado selecto de compositores y su más famosa composición ganadora: “Macondo” de Daniel Camino (1970), traducida a varios idiomas e interpretada, después, por numerosos artistas.

Luego de Ancón, surgieron otros festivales de menor envergadura, con el fin de satisfacer la nostalgia festivalera peruana. El último de ellos fue el  Festival Internacional de la Música “Chucuito Fiesta del Mar” que tuvo su única edición en el 2009. 

Pero ¡ya es hora de acabar con los años de ausencia festivalera! Un festival de carácter periódico, sostenible en el tiempo, es lo que el Perú necesita para consolidar su presencia musical en Sudamérica. Retomar el Festival de Ancón o, en su defecto, crear uno de la misma magnitud, es necesario; la actividad turística sería inminente y, sobre todo, el músico peruano ya no iría tan lejos para, soportando abucheos, demostrar su arte, su sentimiento, su música.

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