Por Jim Paz
Luego de 15 días, de dura competencia, el rally
Dakar llegó a su fin; en una edición que unió Argentina, Chile y, por primera
vez, Perú. Ahora, que todo ha terminado, sólo nos queda hacer sumas y restas
para calcular todo lo que hemos ganado o perdido.
El entretenimiento del público espectador, es sólo
lo superficial que se logra con eventos de este tipo. El verdadero beneficio,
para los países que son parte de la prueba, se encuentra en la exposición internacional
que estos tienen; una exposición que, si es bien cuidada y todos cooperan, trae
múltiples beneficios.
En el caso particular de nuestro país, los días en los que nuestro territorio
albergó la ruta del rally más complicado del mundo, sirvieron para poner en
vitrina el potencial paisajístico que poseemos; que puede ser aprovechado para
el turismo y ahora como escenarios perfectos para este tipo de competencias. En
general, el territorio sudamericano, ha honrado la naturaleza de los rallies, aquellos que no se
corren por autopistas bien asfaltadas; sino por senderos agrestes y remotos.
El bello; pero complicado circuito peruano, fue,
según los pilotos, el escenario más asombroso, perfecto para un Dakar
inolvidable, que puso a prueba la fuerza de los motores y la capacidad de los corredores
y sus respectivos equipos de trabajo.
Nuestro país estuvo a la altura y sobre paso las
expectativas de los organizadores. Un tramo muy difícil para los participantes,
sí; pero recompensado con las muestras de afecto de los peruanos apostados alrededor
de toda la ruta; casi 1 millón de compatriotas que demostraron sencillez,
calidez y solidaridad.
El rally Dakar seguirá en Sudamérica en el
2013, y Chile está confirmado como el punto de llegada. Existe un rumor muy
fuerte de que Perú podría ser el punto de partida, de confirmarse esto, sólo
nos queda sacarle provecho, otra vez, a tan importante evento.
¿Y lo perdido?, lo perdido no es nada comparado
con los beneficios que se han mencionado. ¿El caos vehicular? Eso es cosa de
todos los días.
