Por: Jim Paz

Convertir a un club de futbol “sin fines de lucro” en una Sociedad Anónima, significa, entre otras cosas, dotar a ésta de los medios suficientes para generar ingresos sostenidos, reducir el riesgo de malos manejos y prolongar su existencia. Y en tiempos en que la informalidad ha ganado terreno, esta parece ser la alternativa más conveniente.

Los clubes peruanos, todos sin excepción, realizan actividades comerciales: venden jugadores, y sobre todo, ofertan espectáculos; por lo que el concepto: “sin fines de lucro”, no se aplica de ninguna forma en el futbol profesional contemporáneo de nuestro país, ni en el de ninguna otra parte del mundo.

Entonces, si los clubes realizan actividad comercial, es conveniente que lo hagan formalmente, en asociaciones; y el modelo de asociación que les corresponde según la ley, es la de Sociedad Anónima. Al constituirse como tal, estos clubes no sólo se garantizarán el éxito económico, sino también en lo deportivo.

En los 90, los clubes europeos fueron los primeros en convertirse a Sociedades Anónimas y los resultados son más que satisfactorios.

Un ejemplo más cercano de lo que puede significar la conversión, lo constituye el club chileno “Colocolo”, que a principios del 2000 estaba sumido en crisis; pero dos años más tarde fue administrado por un grupo de empresarios, que le devolvió la estabilidad económica al club y, lo más importante para los hinchas, protagonismo en la liga chilena.

En el Perú el único club que ha decidido convertirse en Sociedad Anónima es la “Universidad de San Martín de Porres”. Desde su creación en el 2004, ha obtenido tres títulos nacionales y ha sumado seguidores en el camino; una prueba más de que la Sociedad Anónima es el camino a seguir, para sacar del hoyo al futbol peruano y encaminarlo al pedestal en el que merece estar.

Pero si todo lo que acarrea esta modalidad es positivo, ¿por qué los clubes de nuestro país aún no la eligen?, las sociedades anónimas permiten un manejo más transparente y evita el enquistamiento en el poder, ¿será la razón? Los dirigentes tienen la respuesta.



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