Por Enrique Escobar de Paz

Cuando el ex policía fugitivo, Nick Cassidy (Sam Worthington) ingresa al famoso hotel Roosevelt de New York, sube al último piso y se para en el borde de la cornisa, amenaza más que su propio bienestar y seguridad. Una ciudad entera está a punto de paralizarse, incluyendo algunas personas muy nerviosas, con algunos secretos muy grandes.

Su audaz decisión provoca no solamente una tormenta mediática, sino también una delicada situación para Lydia Spencer (Elizabeth Banks), la negociadora del Departamento de Policía que trata de convencerlo a la vez de sostener una interna con su rival (Edward Burns), quien cree que ella tiene un conflicto de interés en este caso.

Nadie sabe realmente qué objetivos ulteriores se esconden detrás de la peligrosa maniobra de “Cassidy” y los giros del guión tensan las expectativas puestas sobre lo absolutamente impredecible.

Una trama que a primera vista parece sencilla y predecible, resulta lo contrario. Tienes que tener los cinco sentidos bien puestos, evitar ir al baño para no perder el hilo conductor de la historia, que por momentos puede resultar confusa. El filme no es de acción al 100%, sino que mantiene una gran dosis de suspenso, y otro tanto de comedia, con dos personajes que sin duda, harán más llevadera la historia.

El director Asger Leth logra mantener un movimiento ágil, sin caer en pretensiones. Consigue sacarle provecho a las tomas aéreas, y parte de las locaciones en exteriores, brindándonos puntos referenciales que consiguen mantener el ritmo de la historia de manera entretenida. Por cierto, si sufres de vértigo, procura cerrar los ojos con las escenas en altura.



Para destacar al grupo de actores. Tenemos a un Sam Worthington, quien confirma su fama de héroe de acción. A pesar que sus escenas se limitan a estar parado  en la ventana de la habitación, logran vendernos ese nerviosismo propio del personaje, y una acción discreta, que se orienta más hacía el suspenso. Por otro lado esta Elizabeth Banks, como la negociadora “Lidia Mercer”, quien se muestra de manera correcta en su papel, la cual es muy compleja, debido a algunas frustraciones y desconfianzas, pero que al final resulta clave para el éxito en la operación de “Cassidy”.

El lado cómico lo ponen la latina, Génesis Rodríguez, y el estadounidense Jamie Bell, quienes conforman a una pareja algo singular, y son los encargados de llevar a cabo el plan elaborado por “Nick”. Para Génesis, es su primera experiencia en el mercado anglosajón, y destaca gracias a esa chispa que caracteriza a los latinos, así que no sorprenderá verla en futuras producciones.

Para terminar, solo me queda decir que estamos ante una película fresca y ágil, que te mantendrá pegado a tu butaca de inicio a fin. 



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