Por Rosa Victoria Chévez Sánchez

Si bien el crecimiento económico de nuestro país en estos últimos años ha mostrado índices estables y alentadores, la otra cara de la moneda nos muestra una cruda realidad. Ocupamos el número 14 en el acceso de agua potable de 18 países de América Latina.

Cuatro de cada 10 niños menores de 5 años no tiene acceso a agua limpia y pertenecen a familias rurales. Según el Índice de Oportunidades Humanas (IOH) publicado en el libro “Midiendo y entendiendo la evolución de las oportunidades para los niños en el Perú” elaborado por el Banco Mundial (BM) y el Grupo de Análisis para el desarrollo (Grade), en ranking de graduación a tiempo primaria, tiene el puesto 10 en saneamiento y el 15 en electricidad. 

¿Pero dónde parte el problema? El índice bajo se debe a una cobertura insuficiente como una distribución desigual de las oportunidades que, claro, son derechos universales que están a años luz de serlo.
El BM y Grade muestran tales cifras en un informe que finaliza con el disparejo desempeño de los IOH, aunque el IOH de telefonía celular creció notablemente de 8 a 52 puntos (el índice de 0 a 100) entre el 2004 y 2009, sin embargo, permanece una marcada dispersión. 

Paralelo a estos últimos datos, en electricidad se pasó de 52 a 67 y en saneamiento de 44 a 55, respectivamente con mejoras en cobertura y con distribuciones más equilibradas. 

Lamentablemente, la brecha de pobreza que vive nuestro país es la piedra en el camino que impide ofrecer oportunidades a los niños por diferentes niveles socioeconómicos o entre niños de zonas urbanas y rurales que hasta ahora no logran acceder a servicios universales, siendo una tarea urgente para el desarrollo económico de Perú por el desperdicio de talento que no beneficia a la población. La brecha se está reduciendo, pero de manera muy lenta.

Y por ser Puno, la región donde se concentra la mayor población de hogares en proceso de inclusión, el Midis informó sobre el plan “Conocer para Incluir”. Éste reúne herramientas de focalización y evaluación para asegurar la articulación sectorial e intergubernamental para el logro de resultados sociales. 

Finalmente, los restos del sector así como los gobiernos regionales y locales deberán implementar una política eficaz de desarrollo e inclusión social, es decir, desde y para las personas, relacionando con buen criterio todos los niveles de gobierno en común. Y aprovechando, de paso, las ventajas de innovación y aprendizaje que ofrece un sistema de seguimiento y evaluación con el objetivo de reducir las brechas de forma equitativa.





Leave a Reply

Subscribe to Posts | Subscribe to Comments