Por Raquel Ramos -
Al parecer somos tan felices que nos hemos
vuelto inmunes a la tristeza. Pero, no te confíes mucho, que tarde o temprano
estarás moqueando por algún rincón ¿Soné mala? Tal vez, pero no debemos olvidar
que para ser personas plenas también necesitamos aprender a sobrellevar los
momentos difíciles.
Tú que andas tristes por las calles,
meditabundo y piensas que la vida es cruel o injusta. En esos momentos la
felicidad te parece la meta de vida o el estado “natural” por alcanzar ¡No te
hagas bolas! La tristeza es una emoción tan real como la felicidad.
Ahora bien, existe el peligro de que problema
empeore si le prestas mucha atención en “el pensamiento positivo”, y no en vivir con valentía, bondad e incluso
nobleza ante estos cambios que tu llamas “negativos”.
Si piensas positivo todo te irá mejor. Sin
embargo, pensar en forma realista es algo aún más deseable, y ser realista
significa comprender que la riqueza de la vida radica en una interacción constante
entre luces y sombras.
Ya son varias personas que aseguran que su
felicidad y crecimiento como seres humanos han provenido del dolor y del pesar,
no del placer ¡Ya sabes, ah! Cuando necesites sentirte triste, es un error
adelantar nuestro sufrimiento, decepción o pena.
La felicidad llega en los momentos inesperados
y fugaces, mientras que las emociones más oscuras lleva tiempo en
asimilar. ¿Y tú sólo esperas ser feliz?
¿Realmente quieres privarte de las emociones? ¿No te gustaría aprender a
levantarte en la desilusión, el fracaso e incluso la injusticia?