Por Alexis Santos -
Crecí con una familia maravillosa, sí, lo puedo afirmar y lo
reafirmo. Muchos dicen eso y la mayoría da una respuesta simple, ‘’porque están
allí’’, ‘’siempre estamos juntos’’, ‘’la luchamos siempre’’ entre otras frases,
pero yo adoro a mi familia no por el hecho que los tengo vivos a todos, sino
porque adoro las historias que siempre mi viejo cuenta. Es un genio
relatándolas, la manera en cómo se expresa es genial. El otro día me contó una
que me dejó pensando, no era una historia de fantasía como siempre es su
formato, esta era de verdad y le pasó al papá de su amigo. Cambiaré el nombre
porsiacaso, pero aquí está el relato de mi adorado viejo.
‘’Juan, mi amigo del alma desde que éramos niños, parábamos
juntos de aquí pa’ allá. Era bien difícil que nos separen. Fuimos al mismo
cole, a la misma universidad, pero en la chamba fuimos a parar cada uno por su
lado. En las noches nos veíamos siempre, en mi casa con el viejo, unas chelitas
heladas siempre caían precisas. El problema era cuando Juan se emborrachaba,
siempre contaba la tragedia que le pasó a su viejo y siempre se echaba la
culpa. Pero te preguntarás cuál es ese problema, pues muy simple, estaba loco.
Le gustaba tener muchos animales en su casa y bueno, Juan, odia a los animales,
aún no puede olvidar cuando le mordió uno de los perros de su viejo, lo
recuerda cada vez que está ebrio, muestra a todo mundo la marca que lleva bajo
el brazo, horrible’’.
El problema que tenía
el viejo de Juan no pasaba sólo de una locura, es un síndrome que ataca a las
personas mayores que se sienten solas, se le conoce como el síndrome de la arca
de Noé. Investigando encontré que el 4%
de la población mundial padece de este síndrome del acumulador, se le conoce
así también, y trata de un trastorno compulsivo que los lleva a almacenar
objetos o animales en su hogar de manera excesiva.
‘’ Su viejo empezó primero a reciclar, ya que no tenía
trabajo, y no podía mantener a Juan cuando él apenas era un bebé. Para su
desgracia su madre lo abandonó apenas cumplió el mes y medio de recién nacido.
El viejo de Juan estaba desempleado, se dedicó a reciclar y a comprar cosas
antiguas para luego venderlas. Eso al menos lo sostenía. Pasaron los años, Juan
creció, ya era un adolescente, su viejo había hecho un negocio de coleccionista
de cosas antiguas, no le iba mal, era muy reconocido en el barrio por eso, para
qué compare.
Creo que coleccionar lo volvió loco, porque se enteró que había
muchos casos de abandono de animales, sobre todo perros, entonces decidió
tenerlos en casa. Su casa es grande, para qué, gracias al esfuerzo de su viejo,
le dejo una bonita jato a mi compare Juan. Y así empezaron a llegar los
perritos, al principio mi compare los adoraba, hasta que uno de ellos le mordió
el brazo, tanto fue que tuvieron que operarlo de emergencia, estuvo postrado 1
mes en el Hospital de 2 de mayo, una joda tremenda.
Aun así su viejo siguió llevando más perros a su casa, ya
eran como 100 perritos, increíble. Juan evidentemente después de su tragedia
decidió mudarse, sin pensarlo. Ya estaba joven, tenía 20 años, se fue primero a
mi casa, y ya luego que consiguió chamba se mudó a un depa. Lo dejó solo a su
viejo, siempre iba a mi casa a preguntar por Juan. Pasaron los años, Juan ya
tenía 40 años, hasta que su viejo falleció. Se diagnosticó que murió de paro cardíaco. Nadie se enteró de su muerte, ya
que ya no salía de su casa.
El barrio se enteró por los aullidos de los 100
perros que tenía en su casa, lo encontraron tirado en su inmenso jardín. Hasta
ahora Juan se echa la culpa, sobre todo cuando se emborracha’’.
Juan es psicólogo y bueno, tras la muerte
de su padre, estudió varios años su caso y descubrió que su papá tenía el Síndrome
del Arca de Noé, los actos que tenía eran suficientes para corroborar que tenía este síndrome: desordenado, impulsivo, acumulador radical, etc.
Un dato interesante es que el 25% de los casos que hay en el
mundo son en un contexto obsesivo-compulsivo. Bueno este es el testimonio,
espero les haya servido.