Por Carlos Baudouin Cotrina


En el siglo VI A. C. se menciona por primera vez en los textos los síntomas que podrían ser coherentes con la hipertensión arterial. En esa época se trataba la ¨Enfermedad del pulso duro¨ mediante la reducción de la cantidad de sangre por el corte de las venas o la aplicación de sanguijuelas para de esta manera disminuir la presión dentro de las arterias. Personalidades reconocidas como el Emperador Amarillo (en China), Galeno e Hipócrates abogaron por tales tratamientos.

La Hipertensión arterial es la elevación de los niveles de presión arterial de forma continua o sostenida. Para entenderlo mejor es importante definir la presión arterial. El corazón ejerce presión sobre las arterias para que éstas conduzcan la sangre hacia los diferentes órganos del cuerpo humano. Esta acción es lo que se conoce como presión arterial. La presión máxima se obtiene en cada contracción del corazón y la mínima, con cada relajación.

 La hipertensión supone una mayor resistencia para el corazón, que responde aumentando su masa muscular (hipertrofia ventricular izquierda) para hacer frente a ese sobreesfuerzo. Este incremento de la masa muscular acaba siendo perjudicial porque no viene acompañado de un aumento equivalente del riego sanguíneo y puede producir insuficiencia coronaria y angina de pecho. Además, el músculo cardiaco se vuelve más irritable y se producen más arritmias.

En aquellos pacientes que ya han tenido un problema cardiovascular, la hipertensión puede intensificar el daño.

Propicia la arterioesclerosis (acúmulos de colesterol en las arterias) y fenómenos de trombosis (pueden producir infarto de miocardio o infarto cerebral). En el peor de los casos, la hipertensión arterial puede reblandecer las paredes de la aorta y provocar su dilatación (aneurisma) o rotura (lo que inevitablemente causa la muerte).

A nivel cardiaco, el corazón es el órgano que más rápidamente y con mayor frecuencia se ve afectado por el mal control de la HTA. Los pacientes hipertensos presentan un riesgo de insuficiencia cardiaca como mínimo seis veces superior al de los individuos sanos.

A nivel cerebral la hipertensión es el factor de riesgo cardiovascular principal en la génesis del accidente cerebrovascular, riesgo que es mayor a medida que la presión arterial se eleva. Se pueden producir infartos cerebrales trombóticos debidos a la oclusión de una arteria.



Síntomas
En general la hipertensión arterial por sí misma NO produce ningún síntoma.

Por ello se dice que la hipertensión arterial es una enfermedad traicionera o el Enemigo silencioso, que sutilmente va minando nuestra salud hasta que el daño es tan grande que se expresa con complicaciones graves e irreversibles tales como pérdida de visión, parálisis, incapacidad para hablar o hacerse entender, etc.

En ocasiones la hipertensión arterial se acompaña de algunos síntomas, que, sin embargo, no son específicos de la enfermedad y se deben a otros factores asociados.

-Dolor de cabeza, sobre todo si aparece por la mañana, al levantarte, y se localiza en la zona occipital
- Vértigos.
- Zumbidos de oídos.
- Alteraciones en la vista.
- Hemorragias por la nariz o en la conjuntiva, junto al ojo.
- Caloradas: oleadas de calor y enrojecimiento en la cara o el cuello.
- Palpitaciones o sensación de latidos en el corazón.
- Taquicardias o aceleración de la frecuencia del pulso por encima de 100 latidos por minuto. 

Aun siendo así, debe tomarse la presión arterial cualquier persona que note algunos de estos síntomas
Para mayor información hemos elaborado una animación sobre la Hipertensión Arterial.


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