Por Francisco Perez García
(Editor Principal de Spacio Libre)


Se supone, que hablar de fútbol debería ser un pretexto para comentar cosas interesantes, como las estrategias técnicas, los momentos cumbres de algunos encuentros, la vibración de la hinchada… pero en el “fulbol” peruano eso es poco menos que imposible.

Para los que me conocen no es un secreto que soy hincha de Alianza Lima y que siempre, al menos en los últimos tiempos, he sido muy crítico de la mala situación que ha vivido el club. Si la memoria no me falla, el último presidente “más o menos” que ha tenido el club ha sido Alberto Masías quien tomó las riendas del equipo entre 1996 y 2001, épocas por las cuales se dejó ese maleficio de no campeonar durante 18 años.
Hoy por hoy, la gestión de Guillermo “Pocho” Alarcón es lo más nefasto que se ha visto en Matute, desde la presidencia de “Cuchi” de Souza y Carlos Franco o la de Pío Dávila mucho antes de Masías. Pero, lo que aquí quiero intentar comentar es lo que está viviendo el equipo de Villanueva, Cubillas, Cueto, Sotil y ¿Waldir? (No, pues).

Hace un par de años, rebotamos un informe de Ricardo Uceda sobre la corrupción existente, en los dos clubes más ¿importantes? del país: Alianza Lima y Universitario y la pregunta que salía a flote es ¿Dónde anda la plata que se pagó por la venta de Guerrero y Farfán? Hoy dos referentes de la selección. Y la pregunta sigue flotando porque el señor Alarcón, el “Pocho”, no dice ni pío respecto a eso.  Tiene tres años en el club y amenaza con quedarse un par más por encima de los estatutos y no aclara la situación.
Peor aún, existen serias dudas sobre el trabajo que realiza este señor frente a la institución victoriana, la más antigua en el mundo futbolístico peruano (después de Atlético Chalaco). Hoy se sabe que “Pocho” está (o estaba) intentando vender y ceder los derechos de algunos jugadores y parte de los derechos del club a la empresa mexicana Pegaso que lucra con este negocio futbolero.

Pero al margen de eso. ¿A quién le ha ganado Alarcón? Se ha especializado en destruir al equipo cada vez que va por buen camino, a mitad de año (por varias temporadas) vende a los referentes (José Carlos Fernández, Jhonnier Montaño, Wilmer Aguirre) o simplemente los maltrata dejándolos sin pago o trampeando sus contratos (Joel Sánchez, Amilton Prado, Leandro Fleitas, Jean Tragodara, Oscar Vílchez) y trae “paquetes” que en sus países nunca dieron la hora (como Peirone, o ahora el uruguayo Charquero) o hace arreglados medio extraños para traer a un jugador como el chileno Meneses, lesionado y que no podrá jugar hasta marzo por lo menos por que la Universidad Católica de su país aún lo reclama como jugador de sus filas.

¿A qué juega Pocho? Casi es defenestrado hasta en tres oportunidades por socios indignados pero que tampoco son la garantía de un proceso limpio. ¿A dónde se lleva la plata Pocho? Las investigaciones periodísticas dicen que a su cuenta personal, pero el hombre parece tener chaleco de fierro y las balas no le entran. ¿Qué pretende Pocho? ¿Atornillarse en el club para que no le pase nada? ¿Qué sabe Gustavo Costas? ¿Qué sabe José Soto? ¿Por qué se siguen trayendo “paquetes” a “dar la vida por Alianza? ¿Y los socios dónde están? ¿Y los hinchas que no somos socios por qué no hacemos nada? ¿Y el “Comando Sur” por qué no emite sus comunicados o se pone envalentonado como en otras oportunidades? ¿por las entradas?

¿Por qué Pocho maneja Alianza como su chacra? Por qué, por qué y por qué… preguntas eternas y respuestas sin futuro…¿y si se va Pocho vendrá otro mejor? En pequeño es lo mismo que pasamos cada vez que tenemos que elegir gobernante…

El equipo viene de una mediocre pretemporada, con una presentación ante un equipo uruguayo de media tabla al que sólo le pudo empatar en Matute… los refuerzos no le han ganado a nadie… y encima para colmo de males, deja que Nike cambie la camiseta tradicional por una que no tiene sentido… y para remate parece que quiere “chilenizar” el club…


Y en la tienda de enfrente, en Ate, la cosa tampoco está mejor… dos directivas que se agarran a balazos y que recién se han “reconciliado” porque la Trinchera apretó… y en provincias ni se diga, don Juvenal es un claro ejemplo de como manejar una chacra y marchitarla… ¿y así queremos hacer algo grande con la selección? ¿llegar al Mundial? Ja…!!! 

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