Por: Jim Paz
La alcaldesa de Lima tilda de ''pérdida de tiempo'' el tema de la revocatoria. |
En las últimas semanas se ha visto una gran movilización política como sólo sucede cada cierto tiempo. La razón, el pedido de revocatoria a Susana Villarán.
Las piñatas con su rostro, las encuestas, la red, el carga montón mediático, entre otras cosas, indican que el fin de Villarán en el sillón municipal podría estar cerca. Y mientras nuestra alcaldesa le resta importancia a todo lo que se viene maquinando en su contra y lo tilda de pérdida de tiempo, una agrupación, denominada “Comité Promotor de Vacancia de Susana Villarán”, ha comenzado, desde el 2 de enero, con la recolección de firmas que la ONPE exige.
Pero Susana no está sola, como en toda guerra existen dos bandos; y el suyo parece ser ingenuo: discriminación a la mujer o machismo, son alguno de los argumentos de quienes sacan cara por la alcaldesa, algunos con ideas discutibles; mientras que otros sólo demuestran un fanatismo ciego, incapaces de ver los errores de su ídolo.
Lo cierto es que a Susana Villarán le faltó y aún le falta demostrar autoridad, se ha rodeado de gente inexperta que, ante los problemas, la dejan sola. Así es blanco fácil de cuánto malintencionado existe; y esto incluye a políticos “derrotados”, periodistas sin ética, y todo aquel que persigue intereses particulares.
La democracia permite muchas cosas, siempre y cuando estas estén pegadas a la ley. Regalar galletas a cambio de firmas es un acto ridículo, injusto en un país carente de valores; ahora que hace calor, ¿regalarán gaseosas? Proceder de esta manera pone en duda la seriedad de esta campaña y más bien alimenta los rumores de que, detrás de todo esto, hay algo más que buenas intenciones en favor del progreso.
Pero en esta batalla por sacar a Susana de la alcaldía, también se involucra a la tecnología. Internet es uno de los medios en los que, sin reparos, se pide la cabeza de la burgomaestre, y como este medio “aguanta todo”, es el lugar perfecto para que los interesados políticos lancen barro, cubiertos por el anonimato que este medio proporciona.
400 mil, es el número de firmas que deben reunirse para dar paso a una especie de referéndum, en la que se determinaría si la revocatoria procede o no. De darse el primer caso, recién, en enero del 2013, se elegiría al sucesor de Villarán, por lo que el nuevo alcalde tendría sólo diez meses de gestión.
Entonces: ¿vale la pena la revocatoria?, ¿los limeños ganarían algo?, ¿Qué cosas podría hacer el nuevo alcalde en sólo diez meses?, ¿Cuál es el trasfondo de esta campaña?
Una eventual revocatoria no serviría de nada. Los limeños terminarían pagando cuatro años de sueldos a funcionarios que aportarían poco al crecimiento de la ciudad, pues la que se iría no ha hecho mucho y el que vendría, en diez meses, prácticamente haría nada. La inestabilidad política sería la protagonista.
Probablemente el error que ahora paga Villarán sea el hecho de que haya dedicado tanto tiempo a investigar, de manera prioritaria, la gestión de su antecesor, Luis Castañeda Lossio. Su capricho y soberbia le pasan la factura, no sólo a ella; sino al pueblo que confió y la eligió, un pueblo que así como la puso, tiene el poder de sacarla.