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- ¡Tengo cáncer!
Por: Nayla Lazarte Arica.
Ella fue diagnosticada con leucemia linfoblástica aguda el 6 de Agosto de 2011.
Debí cerrar los ojos y encerrarme en mi cuarto, pero la
curiosidad pudo más. Entre sollozos pude comprender que se trataba de algo
malo. Me preguntaba ¿qué había pasado?, ¿por qué mamá lloraba
desconsoladamente?, ¿por qué mi padre la abrazaba y le decía que todo estaría
bien?
Habían pasado tres semanas desde que mi mamá dejó el trabajo,
cambió de actitud, y bajó de peso. Su mirada había cambiado repentinamente, el
color de su piel empalideció. Cuando entraba a su cuarto lo único que hacía era
mirarse al espejo y llorar, luego me miraba y con lágrimas en los ojos me decía
lo mucho que me amaba.
No me atrevía a preguntarle el porqué de su tristeza, pues
solo tenCa cinco años y lo más probable era que me dijera “nada, mi amor”. En
la escuela todos andaban muy contentos, de un lado para el otro sin problemas
ni preocupaciones, en cambio yo me sentía cansada, sin ánimos de jugar.
Mi maestra que, por cierto, era muy exigente, actuaba
diferente, era más comprensiva conmigo. Los dCas pasaron y mi madre me dijo que
iríamos al doctor. Recordé que hace un buen tiempo le realizaron exámenes a mi
mamá y a mí con una inyección, odiaba que me sacaran sangre, pero era necesario
porque estuve un poco enferma, con tos y fiebre.
Cuando llegamos el doctor me revisó y le dijo a mi madre que
se sentara mientras yo veía algunas figuras que estaban en la pared. De pronto
escuché una palabra que, no entendía bien, pero que al parecer se trataba de
algo terrible, leucemia. Mi madre estaba exaltada y con lágrimas en los ojos.
Me bajé de la camilla y sentí un fuerte dolor en mis piernas.
Al llegar a casa y como todos los días, mi madre me dio un
medicamento. Pensaba que era para la tos que tenía hace un mes, pero me miro a
los ojos, me abrazó y me dijo: “Te amo, y no dejaré que nada malo te pase,
estaré contigo siempre, ambas combatiremos todo lo que se viene”.
No quise preguntarle nada, pues en mi mente solo cabía la
palabra leucemia. Al día siguiente vi que los moretones que tenía hace una
semana, aún no desaparecían. Me asusté mucho y corrí para preguntarle a mi
madre.
La imaginación de una hermosa niña.
Ella me miró y dijo que no me preocupara, que pronto desaparecerían. Me llevó a un lugar muy extraño. Antes de ingresar, vi a muchos
doctores que entraban y salían, entonces le pregunté: ¿estoy enferma?
Sí, pero yo te cuidaré siempre – respondió.
Conocí a muchos niños de mi edad, algunos sonriendo, otros de
color amarillo y sin cabello. Me asusté cuando una niña sin cabello se acercó y
me dijo que jugara con ella. Miré a mi madre y me dijo que vaya, entonces me
hice su amiga.
Se llamaba Ursula y tenía ocho años, era bonita, pero había
perdido el pelo igual que su muñeca, entonces le pregunté por qué y me dijo:
“Lo perdí, luego de la quimioterapia, tengo cáncer”.
¡Tengo cáncer! Si bien era muy pequeña para comprender, con
el tiempo pude darme cuenta de todo, pues yo también perdí el cabello. Tomé
medicinas, cambié físicamente, dejé la escuela para estudiar en casa. Mi vida
cambió…
Leucemia; células
sanguíneas inmaduras proliferan, es decir, se reproducen de manera incontrolada en la médula ósea y se acumulan
tanto ahí como en la sangre, logran reemplazar a las células normales.
Son muchos los niños que padecen de ésta
enfermedad. Día a día tienen que combatirla, tomar valor y salir adelante.
Una campaña en busca de que la empresa Mattel fabrique barbies sin cabello, con el fin de subirles el autoestima a muchas niñas con cáncer.
¿Apoyarías esta iniciativa?
Los niños, adultos, personas de todas las edades que sufren de esta enfermedad necesitan de mucho amor, apoyo espiritual y psicologico para salir adelante. Apoyando esta campaña, mostremosle a estas criaturas que hay gente en el mundo que se preocupa y que le envia fuerzas para que día a día continuen con esa lucha constante. Recuerda "La sonrisa de un niño es la sonrisa de Jesus"
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